Fractura de sacro
Las
fracturas de sacro no son muy habituales en la clínica de pequeños animales. Lo
habitual es que haya una luxación sacro ilíaca que puede ser unilateral o
bilateral, pero generalmente el sacro no suele fracturarse.
Cuando se
produce una fractura de sacro lo que ha ocurrido es que el Ilion está
desplazado cráneo dorsalmente y una parte del ala del sacro está unida a él,
con fracturas asociadas en Isquion y Pubis, ó con separación de la sínfisis pubiana.
Este tipo
de lesiones puede implicar daños neurológicos del tronco lumbo sacro, y al
igual que otras muchas fracturas de cadera, es preciso evaluar la sensibilidad
y propiocepción de los miembros posteriores, la capacidad de micción y
defecación voluntaria, y la sensibilidad perianal y de la cola.
Cuando se
trata de luxación sacro ilíaca se recomienda poner al menos un tornillo desde
el ala del ilion al cuerpo del sacro, y luego si es posible se coloca un
segundo tornillo anti rotacional ó en caso de que no haya suficiente espacio se
coloca una aguja transilíaca dorsalmente.
En caso de
tener una fractura de sacro el tornillo que habitualmente se inserta desde el
ala del ilion al cuerpo del sacro puede no ser útil para estabilizar la
fractura y en ese caso la cosa se complica y puede ser necesario poner placas
dorsales con tornillos bloqueantes mono corticales desde las últimas vertebras
lumbares hasta las primeras coccígeas, ó placas en U desde ambas alas ilíacas ó
agujas roscadas y cemento.
Tras este
repaso teórico, pasamos al caso que ilustra la presentación. Se trata de una
perrita mestiza de unos 10 kg y edad desconocida que ha sufrido un atropello y
la llevan a una clínica para su valoración, que incluye una primera imagen
radiográfica:
A pesar de
la escasa calidad radiográfica parece que no hay lesiones importantes,(en realidad se aprecia una falta de linealidad dorsalmente, sobre el sacro) pero además la
paciente estaba muy dolorida y se hizo una segunda toma en otro ángulo:
Ahora todo
cambia y de no apreciar apenas alteraciones significativas pasamos a tener una
clara fractura del sacro, con desplazamiento dorsal del lado izquierdo, y las
consabidas fracturas asociadas en isquion y pubis que no revisten importancia
desde el punto de vista traumatológico.
Este
paciente tenía buena sensibilidad y reflejos, pero también tenía mucho dolor y era
necesario reducir y estabilizar la lesión.
Siguiendo
el consejo de un buen amigo y excelente traumatólogo (Fernando Santiago) tras
un amplio abordaje y una reducción adecuada se colocaron dos agujas trans
ilíacas y un cerclaje dorsalmente que estabilizan muy bien la fractura a la vez
que la comprimen lateralmente.
De este
modo, todo vuelve a su sitio, y a pesar que la solución es mucho más simple que
otras propuestas mencionadas anteriormente, en caso de fracturas transversas de
sacro resulta una solución ideal, aunque probablemente no resulte eficaz en
fracturas conminutas.
La
recuperación del paciente fue inmediata. Salió de la clínica caminando, y
aunque fue necesario restringir movimientos y aplicar los cuidados habituales
después de una cirugía de trauma, la sensación del propietario era muy positiva
al ver a su mascota tan activa y sin apenas dolor a las pocas horas de la
cirugía.