viernes, 29 de abril de 2016

Fractura antigua de fémur en gato




Fractura antigua de fémur en gato



Nuestro paciente es un gato recogido de la calle que lleva cerca de un mes con una fractura de fémur, y que nos trae una protectora local para ver: “… que se puede hacer”. 

Se trata de un macho adulto de unos 4,5 kg, con un grave acortamiento de los músculos de la extremidad posterior derecha, y una clara atrofia muscular, debido a la falta de apoyo.

Comenzamos el estudio radiográfico y se obtiene esta primera imagen:

fractura de fémur en felino



Era una imagen muy desconcertante, daba la sensación de que había desaparecido una parte del fémur, pero luego se realiza la otra vista radiográfica y empezamos a entender qué estaba pasando:


fractura de fémur en felino



Esta imagen sí permitía entender que había pasado. El paciente sufrió un taumatismo, probablemente un atropello, que produjo una fractura diafisaria y conminuta del fémur derecho, pero la retracción muscular en este caso no podía aproximar los fragmentos porque estaban muy desplazados y avanzaban en distintos planos.

Está claro que esa fractura no podría cicatrizar de modo natural, pero también hay otras consideraciones a tener en cuenta. Para empezar la retracción muscular después de tantos días había dejado la extremidad sensiblemente más corta. Además no debe subestimarse el daño muscular producido por los propios fragmentos. También hay que considerar las adherencias que se habrán formado y el daño iatrogénico que se producirá para lograr una reducción medianamente adecuada. 

Es evidente que los fragmentos no encajan y que la extremidad probablemente quedará más corta, pero debemos intentar dañar lo menos posible los tejidos blandos para que tenga alguna oportunidad de cicatrizar. Y con todas esas complicaciones se afrontó la cirugía.

Recuerdo que fue una pesadilla intentar la reducción y alinear los fragmentos, pero finalmente logré colocar una aguja intramedular para alinear el hueso y luego, a pesar del defecto óseo que quedaba, puse una placa de osteosíntesis para asegurar la reducción, aproximando sólo una cortical para minimizar la pérdida de longitud.


Veamos las radiografías de control post operatorio:


placa y tornillos en fémur de gato



placa y tornillos en fémur de gato



A nivel proximal había mucho espacio, pero a nivel distal aproveché todo el hueso posible. Como ya he comentado, para minimizar la reducción de tamaño del fémur se dejó un gran defecto parcial, que deberá formar nuevo hueso. Los fragmentos sueltos no se buscaron para no dañar más los tejidos blandos circundantes.


Puesto que se trata de un gato la cicatrización debería ser buena si no se permite saltar al paciente, y para ello la única forma posible es que permanezca en una jaula, hasta lograr la resolución de la fractura, que comprobaremos mediante control radiográfico.


En este caso, la protectora que tenía el gato decía que la evolución era buena y no necesitaba traer el gato a control, por lo tanto no tengo imágenes de la evolución de la fractura mes a mes, pero después de seis meses logré que me trajesen al animal y e hice las siguientes imágenes:


aguja intramedular en fémur gato



clavo intramedular fémur gato


Es sorprendente la capacidad que tienen estos animales para cicatrizar, se había creado nuevo hueso que casi cerraba completamente el defecto óseo, y el siguiente paso fue retirar la aguja de Kirschner intramedular.


clavo intramedular fémur gato



En este momento la cicatrización todavía no es completa, además la pierna es un poco más corta que  la otra, y la masa muscular todavía no está igualada en ambos muslos. Pero teniendo en cuenta la imagen de partida creo que el resultado final es claramente satisfactorio. 

Me gustaría poder aportar una nueva imagen ya de la curación definitiva pero el gato ha sido adoptado por una familia en el extranjero y probablemente no volveremos a verlo. Quiero aprovechar esta página para enviar un saludo a su nueva familia si alguna vez busca su historia y visita este blog.



lunes, 4 de abril de 2016

Fractura de mandíbula




Fractura de mandíbula



Se presenta en la clínica un cliente con un perro recogido de la calle que presenta una clara deformación de la mandíbula inferior debida a una fractura antigua, que nadie sabe cómo ni cuándo se ha producido.

Es un cruce de Yorkshire, hembra, de unos 3 ó 4 años de edad y que al abrirle la boca se aprecia la siguiente imagen:


fractura mandíbula canino

*He marcado con unas flechas rojas la discontinuidad en la mandíbula para que se entienda mejor de donde procede ese fragmento suelto que se cruza en la base de la boca y contacta con la rama mandibular del otro lado.


Al hacer el estudio radiográfico se obtuvieron las siguientes imágenes:

fractura mandíbula canino




fractura mandíbula canino



El diagnóstico es fractura oblicua de rama mandibular derecha, caudal al canino de ese lado y con desplazamiento medial del fragmento caudal.

La rama mandibular izquierda está desplazada hacia el lado medial porque la rama derecha está rota y no ofrece la resistencia necesaria para centrar la mandíbula.

Para el tratamiento de esta fractura se descartó aplicar una placa con tornillos porque la raíz de hueso canino no permite colocar tornillos en ese fragmento y cranealmente entre las raíces de los incisivos es complicado anclar una placa. Se pensó entonces colocar un cerclaje que aproximase los dos fragmentos de la rama mandibular derecha y luego completar la fijación con unos fijadores externos mediante agujas de Kirschner roscadas que permitirían  una buena reducción  e inmovilización.

Es importante que durante  la reducción se quite el tubo esofágico para comprobar que las mandíbulas coaptan perfectamente y que la resolución es la adecuada.


fijadores fractura mandíbula perro



Posteriormente se realizan las radiografías de control:


fijadores fractura mandíbula perro

fijadores fractura mandíbula perro





Aunque el defecto óseo era importante la reducción inicial es buena, y el cerclaje ayuda mucho a que los fragmentos estén bien enfrentados. De todos modos aunque las fracturas de mandíbula suelen cicatrizar bien el pronóstico es reservado por tratarse de una fractura antigua y con un grave defecto óseo.

En fracturas antiguas es relativamente frecuente que los fragmentos no encajen bien, y además puede haber desequilibrios en la tensión que soportan ambas ramas mandibulares, de modo que aunque en quirófano con el paciente sedado todo parece estar bien, luego en la evolución posterior la mandíbula puede desviarse un poco hacia un lado.





Para evitar desplazamientos laterales de mandíbula, en caso de inestabilidad se pueden soldar los caninos con masilla para dientes,  dejando un pequeño espacio rostral para que el paciente pueda comer, ó incluso cerrando todo y colocando una sonda esofágica durante un tiempo.


En este caso, debido a la naturaleza crónica de la lesión, se les propuso a los dueños fijar temporalmente la mandíbula, soldando los caninos y colocando una sonda  pero argumentaron que no les importaba que la mandíbula pudiese quedar un poco torcida si el perro podía comer y no aceptaron.