Artroplastia
La
artroplastia de escisión de la cabeza y cuello del fémur es un procedimiento
quirúrgico relativamente frecuente en la clínica de pequeños animales, y
generalmente suele emplearse para corregir deformidades articulares de la
cadera en pacientes cuyo peso no exceda de 20-25 kg, aunque puede haber
excepciones.
Básicamente
es una cirugía simple que consiste en eliminar la cabeza y el cuello del fémur
cuando existe alguna patología en la articulación coxofemoral, principalmente
en casos de enfermedad de Legg-Calve-Perthes, pero también puede realizarse en
casos de luxaciones crónicas, en casos de fracturas conminutas que comprometan el acetábulo,
la cabeza ó cuello del fémur, e incluso en casos de enfermedad degenerativa
articular y osteoartrosis crónica como resultado de una displasia de cadera,
aunque en este último caso lo ideal sería poner una prótesis, pero si no está
dentro de las posibilidades económicas del propietario, como mal menor puede
realizarse una artroplastia que mejorará mucho la calidad de vida del paciente.
Tras la
realización de la artroplastia, la musculatura glútea sustituirá inicialmente al
soporte óseo y con el tiempo se formará primero una red de fibrina y luego una
falsa articulación que compensan el defecto articular y el paciente podrá
caminar e incluso correr con relativa normalidad. El dolor se elimina al
anularse el contacto entre el fémur y la pelvis por interposición de tejido de
cicatrización, pero debido a que la extremidad será un poco más corta y hay cierta
pérdida del grado de movimiento, en ocasiones el paciente tiene una marcha algo
anormal, más acentuado en pacientes de talla grande, pero en animales de menor
talla la recuperación es prácticamente completa.
Y para
ilustrar esta introducción con un paciente al que se le aplicó esta técnica, comentaré el caso de
una perra de aguas, hembra, de ocho meses y doce kilos de peso que llegó a la consulta con debilidad del
tercio posterior, dificultad para subir escaleras, rechazo al ejercicio, cruzaba
los corvejones al caminar, al intentar correr movía ambas extremidades
posteriores a la vez (tipo conejo) y cuando se acostaba no lo hacía progresivamente
sinó que se dejaba caer.
Para el
estudio radiográfico de la cadera siempre es preciso sedar al paciente y se
aprovechó la sedación para hacer la prueba de Ortolani que valora la laxitud
articular coxofemoral, y en nuestro paciente era positiva en ambas caderas
aunque más marcada en el lado derecho, además se obtuvo la siguiente imagen
radiográfica:
Es evidente
que nuestro paciente presentaba una displasia bilateral de cadera con
subluxación de la cabeza del fémur, y ya en ese momento ambas caderas estaban
mal, pero puesto que la derecha tenía un mayor grado de subluxación, y el signo
Ortolani más marcado, era preciso comenzar por el lado derecho, pero ambas
caderas necesitarían corrección quirúrgica.
Ante una
displasia de cadera, el tratamiento más indicado es la colocación de una
prótesis, pero en este caso no era posible, por lo tanto se decidió realizar
una artroplastia de escisión de la cabeza y el cuello del fémur del lado
derecho, que todavía no estaba muy degenerado pero ya había perdido la forma
circular, como se aprecia en la siguiente imagen:
La imagen
radiográfica de control post operatorio se muestra a continuación
Tras la
cirugía era necesario un tiempo de recuperación en el cual la cadera derecha
debería cicatrizar y el paciente tendría que haber recuperado la funcionalidad
del miembro antes de plantearnos la posibilidad de operar la otra cadera, que
en ese momento ya presentaba un aspecto de subluxación y displasia muy
avanzado.
En el post
operatorio debe potenciarse la movilización pasiva de la extremidad y los
ejercicios en los que el paciente potencia la musculatura, necesaria para
suplir el defecto óseo, resultando muy útil la natación si es posible, pues el
perro estará fortaleciendo la extremidad sin soportar el peso del cuerpo, y en
caso de no ser posible puede intentarse que camine despacio en terrenos con
arena o hierba alta, que también implican un mayor grado de dificultad y
potencian la masa muscular.
Tres meses
después el paciente ya apoyaba bien del lado derecho pero estaba cojeando de la
cadera izquierda, y se hizo una nueva radiografía de control:
En ese
momento la extremidad derecha era ligeramente más corta, pero tenía una mayor
masa muscular en el muslo de ese lado, evidenciando que el paciente no tenía
dolor en el lado derecho y estaba apoyando más peso sobre el lado derecho,
mientras que en el lado izquierdo había una pérdida de masa muscular y artrosis
que indicaban dolor y falta de apoyo. Además, la enfermedad articular degenerativa y la osteoartrosis habían deformado la cabeza del fémur y la artrosis había avanzado mucho en poco tiempo. Era por tanto el momento de realizar la
segunda artroplastia.
Con el
tiempo, ambas caderas tienden a equilibrarse y la musculatura se va
recuperando, como se aprecia en la siguiente imagen de control, realizada en
este caso al mes de la segunda cirugía.
Actualmente,
la paciente ha recuperado la musculatura de ambas extremidades, ha ganado peso
y es una perra normal, con mayor actividad física, que corre con total normalidad
y que no presenta ningún signo de dolor.