Politraumatismo
Una parte
importante de cualquier servicio de traumatología son los pacientes que han
sufrido un atropello y vienen para solucionar los daños causados por el
traumatismo. Generalmente las fracturas causadas suelen afectar a una zona
anatómica concreta que es donde el paciente recibió el impacto, aunque puede haber daños asociados
(traumatismo cráneo-encefálico, hemorragias internas, daños en pulmón, vejiga,
etc.) Sin embargo, en ocasiones el impacto ha sido muy fuerte y los daños son
intensos, de modo que encontraremos varias fracturas a la vez, en estos
pacientes politraumatizados.
Nuestro
paciente de esta ocasión era una perrita mestiza de 5 kg y seis meses que según
nos comentaron los dueños, se metió debajo del coche cuando estaban saliendo
del garaje, y le pasaron por encima. Cuesta un poco aceptar que un paciente tan
pequeño pueda sobrevivir si un coche le pasa por encima, pero los daños eran
muy evidentes y es muy probable que la versión de los dueños fuese real,
especialmente después de ver la siguiente imagen:
A pesar de
la gravedad del caso, el paciente estaba consciente y no había daños
neurológicos ni síntomas de hemorragias internas, por lo tanto se le
administraron los cuidados iniciales (analgésicos, antibióticos, sueroterapia)
y se hizo una primera radiografía
Era
evidente que el daño estaba en el tercio distal, y se hizo otra placa ventro dorsal
Es una
imagen impactante, donde podemos diagnosticar el verdadero alcance del
politraumatismo.
Este
paciente presenta una fractura transversa diafisaria distal del fémur derecho,
y una luxación sacro ilíaca también del lado derecho; mientras que del lado
izquierdo hay una fractura transversa del ala del ilion izquierdo, una fractura
por impactación del borde caudal del acetábulo izquierdo y fracturas asociadas
en isquion y pubis.
Este
paciente estuvo ingresado 48 horas para valorar todas las posibles
complicaciones que pudiesen aparecer, y en ese intervalo se comprobó que la
vejiga de la orina no había sufrido daños, que el estado neurológico era bueno,
que tenía sensibilidad al dolor en ambas extremidades posteriores y que no
había otros daños a los diagnosticados inicialmente.
Respecto al
plan quirúrgico, había varias opciones válidas, y el principal problema era el
tiempo de anestesia, por lo tanto se planificó la cirugía pensando que tal vez
tuviésemos que realizar alguna de las fracturas en un segundo tiempo,
dependiendo de cómo transcurriese la anestesia.
Puesto que
el fragmento proximal del fémur derecho estaba casi perforando la piel, se
planificó la cirugía comenzando por el lado derecho, para tratar de colocar una
placa o dos agujas cruzadas que estabilizasen la lesión. Intra operatoriamente
se comprobó que el fragmento distal no permitía la colocación de una placa y se
optó por las dos agujas cruzadas.
Luego se
hizo un abordaje dorsal a la articulación sacro ilíaca del lado derecho y tras
reducir la luxación se colocó un tornillo, probablemente hubiera sido buena
idea poner más implantes pero el tamaño del paciente no permitía colocar nada
más y para asegurar la reducción se puso
una aguja trans ilíaca dorsal al sacro, que refuerza mucho la fijación.
Y
finalmente se hizo el abordaje por el lado izquierdo, aprovechando que el
paciente respondía bien a la anestesia y se colocó una placa con tornillos de 2
mm, para reconstruir la cadera de ese lado.
Respecto a
las fracturas caudales del acetábulo, como están en una zona que no soporta
peso no era necesario repararlas y simplemente la retracción muscular
aproximará los fragmentos que terminarán soldando.
Veamos la
radiografía de control post operatorio:
La
recuperación de este tipo de pacientes con tantos traumatismos no suele ser
rápida pues hay también muchos daños en tejidos blandos, pero a pesar de todo
la perrita comenzó a caminar de nuevo a los cinco días y aunque todavía no está
totalmente recuperada, su evolución está siendo buena, y confiamos que pronto
podremos dárle el alta definitiva.