Fractura de tibia
Las fracturas de tibia son el 21% del total de las fracturas
en perros. Generalmente se adaptan a todo tipo de fijaciones, desde fijadores
externos, placa de osteosíntesis en la cara medial, incluso por técnicas de
mínima invasión (MIPO), ó también técnicas mixtas con placa y cerclajes, placa
y clavo intramedular, placa y fijador externo ó dos placas ortogonales.
Para ilustrar el artículo, expongo el caso de una fractura de
tibia en un perro de talla grande, es un cruce de mastín joven, de unos 8 meses
y 45 kg.
Veamos las radiografías previas:
Se trata de una fractura diafisaria conminuta, pero además el
paciente pesa 45 kg y es una fractura no reducible. Puesto que el paciente
todavía está creciendo se debe aportar la máxima fijación, no sólo para el peso
de ahora, sinó para todo lo que seguirá creciendo en los próximos meses.
En la cirugía se emplearon placas de osteosíntesis de 3,5 mm
y doble ancho, lo más largas que tenía en ese momento. Al colocar la primera
placa consideré que la fijación no era suficiente y coloqué una segunda placa
ortogonal a la primera para reforzar la fijación.
La sensación de seguridad intraoperatoria era muy buena, pero
veamos las radiografías de control post operatorio:
La reducción anatómica es buena, la fijación muy estable, y
si se hace un buen control post operatorio el pronóstico debe ser muy
favorable.
El paciente comenzó a apoyar al segundo día, y ahora el
desafío es conseguir que no haga ejercicios bruscos ó intensos antes de
alcanzar la cicatrización.