Fractura de tibia distal
Nuestro paciente es un perro mestizo, utilizado habitualmente
para la caza, que pesa 18 kg, tiene unos 12 años y ha sufrido una fractura por
pisar un cepo.(Nunca entenderé porqué todavía se usan cepos)
En este tipo de lesiones, los daños en los tejidos blandos y
la escasa vascularización de la tibia distal, muy poco rodeada de musculatura,
hacen que la cicatrización vaya a ser lenta, y debemos poner unos implantes que
puedan mantener la funcionalidad de la extremidad durante mucho tiempo, hasta
que se forme un callo óseo adecuado.
Comenzamos con el estudio radiográfico:
Se trata de una fractura transversa, diafisaria distal, con
un fragmento muy corto, que dificultará mucho la colocación de implantes
suficientes para lograr una buena inmovilización, y además debemos ser lo más
cuidadosos posible, para dañar lo mínimo los tejidos blandos circundantes.
La fijación mínima para que la fractura sea estable tras
colocar una placa de osteosíntesis es colocar tres tornillos en cada fragmento
(seis corticales), y es evidente que en este caso no pueden ser en línea.
Veamos las radiografías de control post operatorio:
Como puede apreciarse en las imágenes anteriores, se
colocaron dos placas ortogonales. Se colocó una primera placa, de 8 agujeros y
para tornillos de 3,5 mm de diámetro, en la cara medial de la tibia, con dos
tornillos en el fragmento distal, tres espacios vacíos y luego tres tornillos
en el fragmento proximal. Los tornillos distales están desviados hacia la línea
media para evitar la línea de la fractura, y la superficie articular del tarso.
Como no era suficiente fijación, se colocó una segunda placa ortogonal,
colocando a nivel distal un tornillo entre los otros, para lograr las seis
corticales que garantizan una fijación estable.
En el post operatorio de ese paciente es imprescindible lograr
un callo óseo suficiente, para ello, sabemos
que el callo óseo generado en una fractura de un hueso es directamente proporcional
a las fuerzas que soporta ese hueso, por lo tanto es necesario favorecer la
carga mediante un ejercicio controlado, con pequeños paseos a paso lento, y
cuidar los tejidos blandos para que la vascularización permita esa cicatrización.