Fractura de tibia por disparo
Nuestro
paciente es un perro mestizo, de unos 10 años de edad y 8,5 kg de peso que se
fue de casa y volvió unos días después con una marcada cojera de su extremidad
posterior derecha.
En la
exploración radiográfica obtuvimos las siguientes imágenes:
Hay
claramente una fractura diafisaria oblicua y conminuta de la tibia, pero además
se aprecia un perdigón de plomo que muy probablemente cruzó la tibia de medial
a lateral.
Veamos la siguiente imagen radiográfica:
Se aprecia la
misma fractura con los restos de plomo del perdigón que produjo el daño y otro
en la zona del abdomen, próximo o superpuesto al pene.
Ya he comentado en alguna otra ocasión mi total repulsa hacia este tipo de descerebrados que emplean las escopetas de perdigones para disparar indiscriminadamente en lugar de limitarse a apuntar a una diana.
En este
tipo de fracturas por arma de fuego, además de tratarse de una herida abierta y contaminada, el daño en tejidos blandos suele ser
elevado y en ocasiones puede retrasarse mucho la cicatrización, por lo tanto es
muy importante ser lo más cuidadoso posible con la disección y evitar los
grandes abordajes que permitirían una buena reducción y también eliminar el
perdigón que produjo la fractura, pero retrasarían en exceso la cicatrización e
incluso podrían favorecer la formación de secuestros al dejar fragmentos mal
vascularizados.
Puesto que
la tibia es la zona que mejor lo permite, se hizo un abordaje MIPO (Minimally
invasive plate osteosynthesis). Se trata de una técnica de osteosíntesis percutánea
mínimamente invasiva que mediante dos pequeñas incisiones permite colocar una
placa del modo más cuidadoso posible con los tejidos blandos a pesar de que la
reducción no sea perfecta.
Además, puesto que no vamos a ocupar la zona central
de la placa no necesitamos que esté totalmente perforada, por lo tanto para
esta técnica son ideales las placas de elongación. Este tipo de placas solo
llevan agujeros en los extremos, eliminando la debilidad central.
Veamos las radiografías del control post operatorio.
En este
tipo de cirugías como ya he dicho simplemente se hace una fijación rígida sin
preocuparnos demasiado de la reducción anatómica, lo que realmente importa es
preservar los tejidos blandos y favorecer la rápida recuperación funcional.
Probablemente
sería ideal que la placa fuese un poco más larga a nivel proximal ó estuviese
colocada un poco más craneal, pero al hacer una fijación a cielo cerrado no
podemos esperar un resultado perfecto.
En pocos
días el paciente ya estaba apoyando, y la evolución fué bastante rápida a pesar
de ser una fractura por un disparo.
Veamos las
radiografías de control al mes y medio de la cirugía:
En tan poco
tiempo no hay una cicatrización suficiente, pero la placa es muy rígida, los
tejidos blandos han curado bien, y el paciente hace tiempo que apoya correctamente.
Veamos las
radiografías de control a los tres meses:
La placa
está funcionando muy bien, el callo óseo ya está cerrando la fractura y el
paciente tiene una actividad física totalmente normal.
Como en la mayoría de los casos la solución aportada
no es la única solución posible, pero para este paciente, una placa de
elongación con abordaje MIPO ha sido una buena alternativa.