Células madre
En este
artículo, después de la vuelta de las vacaciones estivales, en lugar de
describir una fractura y su tratamiento, haré un repaso a algunas de las
técnicas disponibles para tratar la osteoartrosis.
La
osteoartrosis es una enfermedad articular degenerativa que produce daños en la
matriz del cartílago, que tiene también un componente inflamatorio y produce una abrasión del cartílago con
formación de hueso nuevo en la superficie articular, que origina un daño
funcional de la articulación, con
pérdida de rango articular, inestabilidad y dolor.
Dentro de
las técnicas empleadas para tratar la osteoartrosis están por una parte los
tratamientos convencionales con antiinflamatorios, control del peso, reposo, condroprotectores,
fisioterapia, etc y por otra parte las
nuevas técnicas que pretenden aportar productos intraarticulares para mejorar
ese daño en el cartílago ó disminuir la inflamación.
Los
productos inoculados van evolucionando
continuamente. Se han empleado corticoides de larga acción ó acido hialurónico,
pero desde hace unos años se investiga con nuevos productos como los
concentrados de plasma rico en factores de crecimiento o las células madre.
Las células
madre son una de las opciones más recientes. Aunque inicialmente fueron
aisladas de médula ósea, pueden potencialmente ser aisladas de una gran variedad de órganos y tejidos, pero la opción más
simple es a partir de tejido graso que puede extraerse de la región abdominal.
Aunque a diferencia de los factores de crecimiento en este caso sí que necesitaremos
un laboratorio externo que colabore con nosotros y realice el proceso de
obtención y preparación de esas células madre.
En el
animal adulto, las células madre se definen como una población de células
clonagénicas, adherentes y fusiformes, que forman colonias, con gran capacidad
de regeneración, cuya función es reponer
el desgaste celular, desde un estado multipotente que les permite diferenciarse
en distintas poblaciones celulares (tejido óseo, adiposo, endotelial, catílago,
etc) según estímulos del propio entorno.
Aunque en
principio podría pensarse que las células madre pueden ser útiles para todos
los tejidos y todas las enfermedades, sabemos que no son útiles en lesiones
medulares, enfermedad renal, daños en retina, glaucoma, diabetes, asma. Pero en
contrapartida están siendo muy útiles para daños en ligamentos y tendones,
daños en cartílagos, y artrosis avanzadas por displasias de cadera, codo, etc.
Se utilizan
por su actividad proliferativa, antiinflamatoria y moduladora de la respuesta
inmunitaria. También pueden reducir la muerte celular por apoptosis en los
tejidos dañados y administradas por vía intraarticular son capaces de migrar
específicamente al lugar de la lesión y anidar en el cartílago dañado.
Y tras este breve resumen, veamos un ejemplo
práctico que puede ayudarnos a entender su utilidad clínica.
Nuestro paciente
en esta ocasión es un perro de aguas, de 7 años y 20 kg de peso con un grave
problema de artrosis y pérdida de rango articular. No es excesivamente viejo ni
está excesivamente gordo, pero hay una cojera evidente. Las caderas fueron
intervenidas en su momento y no dan problemas pero los codos están inflamados y
hay dolor. Veamos las radiografías de control:
Es evidente
que la osteoartrosis está muy avanzada, y pocas son las opciones terapéuticas
para este paciente. En casos así, la mejor opción sería la prótesis de codo,
pero si no resulta posible, el tratamiento convencional con antiinflamatorios y
reposo no va a ser suficiente.
Una opción
terapéutica novedosa puede ser hacer infiltraciones, buscando un efecto
antiinflamatorio e inmunomodulador, que podemos lograr con las células madre.
Desde el
punto de vista radiológico no habrá grandes novedades, pero desde el punto de
vista clínico sí que habrá una gran diferencia. Las infiltraciones de células
madre, solas o combinadas con factores de crecimiento producen una mejoría en
la calidad de vida del paciente y hay propietarios dispuestos a intentarlo.
No hay
estudios que nos digan durante cuánto tiempo se mantendrá el efecto pues son
técnicas todavía muy novedosas, pero sabemos de perros infiltrados hace dos
años y que todavía no han necesitado repetir, aunque no todos los casos han
tenido la misma eficacia. El problema es que hay pocos casos y con mucha
variabilidad, pues además del grado de artrosis influye el grado de congruencia
articular, y supongo que la raza y el peso del paciente también pueden influir.
Volviendo a
nuestro paciente. Para la infiltración nos ponemos en contacto con el
laboratorio y tenemos la opción de extraer unos 15 gramos de grasa abdominal (algo
así como una pelota de ping pong) que enviamos de forma estéril al laboratorio
y en unas dos o tres semanas nos enviarán las colonias de células madre ya
preparadas para su infiltración, (transplante autólogo) o tenemos la opción de pedir
directamente al laboratorio las células madre obtenidas previamente de otro
paciente y cultivadas en el laboratorio, (transplante heterólogo).
En ambos
casos, recibiremos las células refrigeradas, y hay que dejarlas un rato a temperatura
ambiente. También hay que agitar suavemente la solución para que sea homogénea.
La administración se puede hacer con aguja azul (23G) ó amarilla (20G). En el
post operatorio daremos antiinflamatorios durante tres o cuatro días, y aunque
no es preciso dar antibióticos, yo sí los puse. Sabemos por casos anteriores
que la mejoría clínica comienza a notarse desde la segunda o tercera semana, pero
de momento no hay estudios suficientes que nos permitan predecir cuánto tiempo
durará.
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