El gato de tres patas
Esta es la historia de un gato común, que vive en estado de
semi libertad, en una casa familiar, en el campo.
El animal solía salir de paseo, y en una ocasión, fue atacado
por un perro que le produjo una grave lesión en su extremidad anterior
izquierda.
Se trataba de una fractura del cúbito con luxación del radio
(Fractura de Monteggia), pero con luxación completa del codo, y grave lesión de
los tejidos blandos.
En aquella ocasión el paciente había pasado varios días sin
aparecer y cuando lo hizo el borde distal del húmero estaba necrosándose, la
infección de los tejidos blandos era muy grande, había zonas sin
vascularización, mucho pus entre las capas musculares y una pérdida de
sensibilidad en los dedos que indicaba un muy mal pronóstico.
Ante una situación tan grave fue necesario amputar la
extremidad y ahí empezó su vida como gato de tres patas. Probablemente ya os
habréis fijado que en esa misma extremidad tenía una fractura antigua de cúbito
y radio mal curada, que produjo un gran callo y cicatrizó de forma natural
aunque produjo una exóstosis de ambos huesos limitando los movimientos de
pronación y supinación, tan importantes en los gatos.
A pesar de la amputación el animal recuperó su vida normal, y
aunque ya no salía tanto, seguía
corriendo y saltando igual que siempre. Pero precisamente en un salto, desde
una altura considerable, se fracturó la otra extremidad anterior.
Se trataba nuevamente de una fractura diafisaria oblicua de
cúbito y radio, pero en esta ocasión ya no había otro punto de apoyo y era
necesario hacer una buena cirugía que permitiese una rápida recuperación del
paciente, pero además era necesario que pudiese apoyarse en esa extremidad
desde el primer momento.
Precisamente por esa
razón parecía insuficiente con colocar únicamente una placa en el radio, y se
combinó con una aguja intramedular en el cúbito, que añadía una fijación extra,
muy necesaria en las primeras fases de cicatrización.
Veamos las radiografías de control:
La reducción era muy buena, la fijación estable, y la
extremidad pudo ser empleada desde el primer momento. En una fase posterior se podrá retirar la
aguja del cúbito cuando se haya formado un callo eficaz y suficiente para garantizar la estabilidad de
la extremidad.
Este gato de tres patas continúa corriendo y saltando, aunque
ya sólo por los alrededores de la casa de sus dueños, aunque ya ha consumido algunas
de sus siete vidas, pero todavía le queda una nueva oportunidad.
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