Fractura de tibia en Staffordshire
En esta ocasión nuestro paciente es un perro de raza American Staffordshire Terrier.
Es un macho adulto, de 30 kg de peso, musculado
y nervioso, que ha recibido una coz de un caballo y presenta una fractura de su
tibia derecha.
Comenzamos con el estudio
radiológico y se obtienen las siguientes imágenes:
Aparentemente no es un caso muy complicado, es una fractura
diafisaria en una tibia, de fácil acceso, y aunque la reducción no va a ser
perfecta porque hay un pequeño fragmento que creará un defecto óseo, no debería
preocuparnos demasiado si el paciente colabora
El principal problema es que
nuestro paciente no va a colaborar en absoluto, es un animal nervioso, que vive
en una gran finca, que nunca ha estado atado, y con una gran masa muscular que
creará grandes fuerzas desde el primer momento sobre el foco de fractura.
Reconozco que estuve valorando
distintas opciones para este caso.
En este tipo de fracturas se
suele hacer una reducción a cielo cerrado y un abordaje mínimo mediante una
técnica MIPO (minimally invasive plate osteosynthesis) que sólo hace un pequeño corte proximal,
otro distal y coloca entre ellos una placa que pasa bajo la piel y sobre el
hueso con una pinza larga, que se sujeta sólo con tres tornillos en cada extremo,
de modo que respeta totalmente los tejidos blandos y la cicatrización suele ser
mucho más rápida. Pero en este paciente tan inquieto y musculoso no me parecía
la opción más rígida.
Por los mismos motivos tampoco me pareció adecuado hacer una
fijación con clavos de Steinman y fijadores externos, porque estaba seguro que
el paciente podría arrancarse todo antes de que hubiese curado.
Si buscamos una fijación muy rígida, la mejor opción es
colocar dos placas ortogonales (una de ellas en un plano y otra en otro plano
perpendicular al anterior) y me parecía una buena opción, aunque con mucho
metal para este caso. Además, un exceso de implantes ralentiza la cicatrización
porque el hueso apenas recibe cargas debido a una sobreprotección de los
implantes, por lo tanto deben evitarse si es posible esas fijaciones con exceso
de metal.
Y de ese modo llegué a la opción que me parecía la más
adecuada. Una única placa, pero combinada con un clavo intramedular.
Veamos las radiografías de control post operatorio:
Como puede observarse en las imágenes anteriores, se ha colocado
una placa de doble ancho para tornillos de 3,5 mm de diámetro y lleva 4
tornillos proximales, dos espacios vacíos y otros 4 tornillos distales, combinados
con un clavo intramedular.
A pesar de que la reducción es buena hay un pequeño defecto
óseo en la zona central, que podría ser un problema en una placa normal, aunque
en una placa de doble ancho es menos probable que pueda romperse, pero para asegurar
mejor la estabilidad en el foco de la fractura el clavo intramedular aportará
una rigidez adicional durante el primer mes ó mes y medio, luego deberá ser
retirado para incrementar las fuerzas sobre el callo de la fractura y favorecer
la cicatrización.
El paciente está apoyando desde el primer día, y la
restricción de ejercicio se limita a mantener el paciente en un canil de 2 x 2
metros donde puede moverse con libertad, pero no tiene espacio para correr, hasta
que haya alcanzado la cicatrización.