Fractura de tibia
Nuestro paciente es un Mini Pinscher, macho, de
aproximadamente 9 años y 4,5 kg de peso, que ha sufrido un traumatismo y
presenta una fractura de tibia derecha.
Empezamos con el estudio radiográfico:
Este perro tenía una fractura conminuta metafisaria distal de
tibia derecha. No estaba muy lejos de la articulación, pero al menos parecía haber
un fragmento lo suficientemente grande como para poder colocar una placa con
tornillos.
La zona es complicada para la cicatrización porque a ese nivel
apenas hay tejidos blandos, sólo piel hueso y tendones, por lo tanto la
vascularización suele ser escasa y eso significa que la cicatrización puede ser muy lenta.
Se planificó la intervención para colocar una placa de 2 mm,
aunque una placa de 2,4 mm no estaría contraindicada.
En este caso, durante la
cirugía me pareció que la resolución no era muy estable, suele ocurrir en
fracturas conminutas, y para evitar que la placa pudiese partirse, decidí poner
una segunda placa más corta encima, en configuración sándwich.
En principio pensaba que sería suficiente, pero al hacer las
radiografías de control me llevé una desagradable sorpresa.
Había una gran cuña mal reducida, probablemente porque
quedaba por debajo de la placa y no se podía ver, pero debería haber sujetado
mejor ese fragmento al colocar los tornillos.
Reintervenir al paciente y colocar mejor los tornillos podría
ser una buena solución, pero en esa zona hay escasa vascularización y no quería
dañar aún más los tejidos blandos circundantes, por lo tanto decidí poner un
fijador externo uniplanar.
Simplemente puse unas agujas roscadas y las sujeté con
cemento para que no tuviese tanto peso como las rótulas que se emplean
habitualmente para fijar las agujas.
Era una solución simple, pero reforzaba la fijación sin
incrementar el daño.
Aproximadamente cinco semanas después, se pudo quitar el
fijador externo, dinamizando la fractura para continuar con la cicatrización.
En la evolución posterior se aflojó un tornillo, pero ya
había un buen callo y no tuvo significado patológico.
Finalmente, el callo óseo terminó el proceso de consolidación, entonces retiramos el tornillo, y se pudo dar el alta
definitiva al paciente.