SCFE
Las siglas SCFE son las iniciales de la Slipped Capital
Femoral Epiphysis (in cats), que se podría traducir por deslizamiento de la
epífisis de la cabeza femoral (en gatos).
La SCFE es también una patología bien descrita en humanos que
tiene una buena correlación en gatos donde los síntomas son similares. Se trata
de fracturas por deslizamiento de la epífisis de la cabeza femoral en pacientes
jóvenes generalmente sin un traumatismo previo.
Otras denominaciones que hacen referencia a la misma
patología son Osteopatía epifisaria femoral felina, displasia epifisaria de la
cabeza del fémur, fractura espontánea de la cabeza femoral felina, etc.
Aunque tiene una gran similitud con la enfermedad de Legg-Calve-Perthes,
ó necrosis avascular de la cabeza del fémur, hay diferencias significativas
como el hecho de que en la enfermedad de Legg-Calve-Perthes se produce una
necrosis de toda la cabeza del fémur por un daño vascular y hay una
degeneración de la misma (típica en perros de razas toy) mientras que en la SCFE hay una fractura
epifisaria Salter Harris tipo I, y sólo degenera la parte distal de la cabeza
femoral, en gatos.
Las fracturas traumáticas de la cabeza femoral en gatos
suelen producirse en animales jóvenes, generalmente menores de seis meses, sin
prevalencia de género, y suelen estar provocadas por un trauma agudo que
produce un daño unilateral en el flanco que recibe el impacto. Pero en el caso
de las fracturas por deslizamiento de la epífisis femoral, los pacientes suelen
ser animales entre los seis meses y los dos años, con una prevalencia mayor en
gatos machos, obesos, castrados jóvenes y puede ser bilateral.
Entre los factores predisponentes hay que señalar la obesidad
y también parece que hay una mayor predisposición en animales castrados jóvenes
porque los esteroides gonadales favorecen el cierre de las líneas fisarias de
los huesos y al castrar a los gatos antes de alcanzar el completo desarrollo
óseo, habrá un descenso en los niveles de estrógenos al final del crecimiento
que permitirá que las fisis de los huesos permanezcan más tiempo abiertas. (Generalmente
las líneas fisarias de crecimiento en fémur de gatos suelen cerrar entre los 7
y los 10 meses de edad, y en animales castrados pueden retrasarse bastante). Sin
embargo, aunque la castración temprana puede ser un factor predisponente no es
excluyente pues hay casos de gatos sin castrar, y de ambos sexos que pueden
verse afectados.
Respecto a la raza, hay publicaciones que señalan a los gatos
Siameses como especialmente predispuestos, pero también se ha publicado
recientemente que los gatos Maine Coon son una raza predispuesta, y
probablemente cualquier gato de talla grande y largo periodo de crecimiento
pueda verse afectado.
Para el diagnóstico suele realizarse una radiografía simple
ventrodorsal de la cadera, pero debe tenerse en cuenta que al posicionar al
paciente para la radiografía estamos también posicionando la cabeza del fémur y
en fases iniciales el desplazamiento puede ser mínimo. Para mejorar el diagnóstico
en estas fases iniciales puede hacerse también la proyección radiográfica
ventrodorsal de las caderas con las extremidades abiertas, en posición de rana,
donde será más fácil apreciar los cambios iniciales. A medida que avanza la patología habrá degeneración
caudal de la cabeza del fémur con estrechamiento del cuello femoral y los
cambios radiográficos serán mucho más evidentes.
Respecto al tratamiento, puede empezarse con medidas
conservadoras mediante restricción del ejercicio, confinamiento en un espacio
pequeño, antiinflamatorios y reposo, pero el pronóstico suele ser malo y casi
todos los animales afectados terminan siendo intervenidos quirúrgicamente. Aunque en teoría es posible fijar el
fragmento desplazado con unas agujas introducidas distalmente al trocánter
mayor, la dificultad técnica debida al pequeño tamaño del fragmento proximal
unida al pobre pronóstico post operatorio (se postula que para tener éxito debe
hacerse la cirugía en los primeros 3-4 días posteriores a la lesión, antes de
tener cambios radiográficos) suelen ser suficientes para recomendar la
artroplastia de escisión de la cabeza y el cuello femoral ó la prótesis de
cadera como opciones más adecuadas.
Después de este repaso teórico a la osteopatía por
deslizamiento de la epífisis de la cabeza femoral en gatos, pasamos a los casos
clínicos que ilustran esta patología. Para empezar debo recordar que ya
publiqué un caso similar en este blog, referido a un gato macho, con fecha de 1
de nov de 2013, donde presentaba este dibujo:
En esta ocasión nuestra paciente es una gata hembra (pues sí,
afecta más a los machos pero también puede aparecer en hembras) castrada a los
seis meses de edad y con algo de sobrepeso, que un día, cuando tenía
aproximadamente 10 meses y sin traumatismo previo, comienza a cojear de su
extremidad posterior derecha.
Hacemos el estudio radiográfico inicial y se encuentra la
siguiente imagen:
Había una lesión inicial en la línea de crecimiento de la
cabeza del fémur, aunque prácticamente sin deslizamiento. Para mejorar el
diagnóstico hicimos también la proyección radiográfica con las extremidades
abiertas.
En esta segunda imagen la lesión era algo más evidente pero
no demasiado. Puesto que estábamos en fases iniciales, la propietaria quiso
intentar el tratamiento conservador y se confinó a la gata en una pequeña jaula
de transporte durante tres semanas, en las que sólo salía para alimentarse, y
recibir la medicación antiinflamatoria.
A pesar de la buena voluntad de la propietaria, su gata no
mejoró, y a las tres semanas cuando se realizó la siguiente radiografía los
cambios eran mucho más evidentes.
En sólo tres semanas se había producido una gran degeneración
ósea a nivel del cuello del fémur, y además el paciente presentaba una cojera
mucho más pronunciada con pérdida de masa muscular a nivel del cuádriceps, por
lo tanto se recomendó la cirugía y se realizó al día siguiente.
La evolución posterior fue muy buena, en pocos días el animal
estaba apoyando bien, recuperó rápidamente la masa muscular y no necesitó de
cuidados adicionales más allá de los antibióticos y antiinflamatorios que se
suelen prescribir en el post operatorio.
Desde entonces ya han pasado varios meses y todo parece
indicar que no hay secuelas ni en esa extremidad ni en la otra, pudiéndose
descartar la presentación bilateral que está descrita en otros casos.
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