Fractura conminuta de fémur (2ª Parte)
Continuando
con el caso que describía en la entrada anterior, referente a un paciente con
fractura conminuta de fémur, al que se le aplicó una placa de neutralización,
tratando de hacer una reducción lo más perfecta posible, debo comentar que la
evolución inicial del paciente fue muy buena, a los pocos días estaba apoyando
bastante bien, y muy pronto caminaba con una cojera leve. Lamentablemente, los
propietarios se confiaron ante esta evolución tan positiva, relajando la
vigilancia y a los 10 días el paciente
se escapó corriendo …y arrancó los implantes.
Para
resumir la situación, haré un pequeño resumen en imágenes del proceso, desde la
fractura inicial:
…que fue
resuelta inicialmente con una placa …
Y a los diez
días el paciente vuelve así:
Decíamos en
el artículo anterior, que ante una fractura hay varias soluciones que responden
a dos planteamientos muy diferentes, por una parte están las ”técnicas del
carpintero” que buscan una perfecta reducción de los fragmentos, del mismo modo
que el carpintero encaja las piezas de madera para hacer un mueble, y por otra
parte están las “técnicas del jardinero” que se preocupan más de los tejidos
blandos y sólo hacen una reducción funcional sin preocuparse de encajar todas
las piezas, dejando que se forme un gran
callo óseo que englobe los fragmentos intermedios y el hueso crezca
y se realinee posteriormente.
En éste
caso, tratar de aplicar nuevamente “técnicas de carpintero” era bastante
complejo, pues los fragmentos eran ya mucho más pequeños, había un daño previo
en tejidos blandos tras el traumatismo inicial y la primera cirugía, además sería
necesario un abordaje amplio y una mayor duración de la intervención,
incrementándose el riesgo de infección ó la posibilidad de crear secuestros
óseos, y por todas estas razones se optó por una solución mediante “ técnicas
de jardinero” es decir, hacer una reducción parcial manteniendo la longitud y
funcionalidad del hueso, sin prestar demasiada atención a los fragmentos
intermedios y respetando al máximo los tejidos blandos.
Para ellos,
se aplicó una nueva placa de neutralización, un poco mayor que la anterior,
sujetando proximal y distalmente el fémur, y en la zona metafisaria central se
colocaron algunos tornillos donde había hueso, pero premiando el respeto a los
tejidos blandos sobre la reducción, y sin buscar los fragmentos sueltos.
La imagen
anterior corresponde a la vista anteroposterior , y ahora veremos la imagen
mediolateral del control post-operatorio
Ciertamente, con éste planteamiento se logran imágenes
“menos bonitas” que cuando se busca una
reducción perfecta, pero la extremidad es funcional, no ha habido complicaciones, el paciente está
apoyando desde los pocos días, y en el
control radiográfico se aprecia un gran
callo óseo que está englobando la fractura,
tal y como vemos en las siguientes imágenes:
Es evidente
que la fractura no está totalmente cicatrizada, pero el paciente camina sin cojear, no hay dolor, tiene masa
muscular, y si sigue controlando el ejercicio terminará el proceso de
consolidación, y podrá volver a correr sin problemas.
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