Tibia de goma
Cuando una
fractura no recibe tratamiento externo, el organismo trata de repararla
mediante la contracción muscular que intenta aproximar los fragmentos y si
llegan a tocarse se formará un gran callo óseo que pretende englobar toda la
zona fracturada y crear nuevo hueso.
Si ese
proceso se enlentece, en ocasiones veremos callos óseos hipertróficos que
intentan aproximar fragmentos que no tienen la suficiente estabilidad para
permitir que se fusionen pero no ha cesado la actividad osteogénica, y según la
literatura clásica puede ser: fractura hipertrófica ó en pié de elefante,
moderadamente hipertrófica o pié de caballo y oligotrófica. Pero en otras ocasiones veremos una fractura
no reactiva, no viable o avascular, que puede ser de tipo distrófico, necrótico,
por defecto ó atrófico.
Respecto a
los tratamientos propuestos, cuando hay una no unión viable, si la reducción es
adecuada se debe incrementar la fijación alterando lo menos posible el callo
óseo, ya sea con una placa de compresión o con fijadores externos, y si la
reducción es inadecuada, debe dividirse el callo en el lugar de la fractura,
realinear los fragmentos y aplicar la fijación adecuada.
Cuando
estamos ante una no unión inviable se debe realizar un abordaje abierto,
extraer el tejido blando que existe entre los extremos óseos, retirar el hueso
esclerórtico de los extremos hasta que aparece sangre en periostio y endostio,
si es posible poner un clavo intramedular, dejar injerto de hueso esponjoso en
el lugar de la fractura, y aplicar una fijación estable. La fijación es lenta y
puede necesitar de un largo periodo de cicatrización e incluso en ocasiones
puede necesitar un segundo e incluso un tercer injerto de hueso esponjoso.
Con este
pequeño resumen de los tratamientos clásicos, pretendo aportar una base para
valorar mejor nuestro caso de hoy, un perro vagabundo, cruce de Yorkshire, de
unos 4 kg y edad indeterminada que fue recogido de la calle y tenía una cojera
de su extremidad posterior izquierda.
Comenzamos
nuestro estudio radiográfico de la extremidad y obtuvimos las siguientes
imágenes:
La vista
radiográfica antero posterior tal vez no aporte mucha información, pero se
complementa con la imagen que obtenemos posteriormente en la vista medio
lateral
Nuestro
paciente tiene una fractura de tibia con una no unión atrófica, pero además
durante el proceso de cicatrización, el organismo no ha logrado unir ambos
extremos con un callo óseo pero ha formado tejido fibroso, que es mucho mas
elástico y permite un rango de movilidad mucho mayor, como si nuestro paciente
tuviese una tibia de goma, y pudiese moverse para cualquier lado sin dolor:
Es
impresionante flexionar la extremidad del paciente para cualquier lado sin que
le produzca dolor, pero evidentemente es una extremidad que no apoya, y
pretendemos recuperar la funcionalidad del miembro.
Como ya
comentamos en la introducción, se debe
realizar un abordaje abierto, extraer el tejido blando que existe entre los
extremos óseos, retirar el hueso esclerórtico de los extremos hasta que aparece
sangre en periostio y endostio, si es posible poner un clavo intramedular,
dejar injerto de hueso esponjoso en el lugar de la fractura, y aplicar una
fijación estable. Bueno, pues con el plan ya establecido, se preparó todo y se
realizó la cirugía… pero había un problema.
Durante
todo el tiempo que el paciente estuvo en la calle, con la tibia rota, su
organismo estuvo intentando aproximar los fragmentos y para ello se produjo una
gran retracción muscular, de modo que el tendón del calcáneo era ahora mucho
más corto, y aunque se recortaron los extremos del hueso, no era posible lograr
una tibia recta, no era posible dejar un clavo intramedular que restableciese
la alineación del hueso, y sólo pudo colocarse injerto de esponjosa bajo una
placa en T en una tibia más corta y curvada, que necesita que poco a poco el
tendón del calcáneo vaya cediendo lentamente, para perder parte de la tensión
que ha quedado.
Estas son
las imágenes del control post operatorio, en primer lugar la vista antero
posterior donde se aprecia la placa y la reducción de tamaño del hueso:
Y luego la
vista medio lateral, en la que se aprecia mejor el efecto de acortamiento del
tendón del calcáneo:
Si hubiese
recortado un poco más la tibia habría podido realinear mejor el hueso, pero era
ya un hueso mucho más corto de lo normal (comparar con el fémur) y a pesar de
la tensión que ahora tiene, espero que con el tiempo los tendones vayan
cediendo un poco, y empiece a apoyar la extremidad, aunque todos sabemos que es
un proceso lento que necesita mucha rehabilitación, y tal vez nuevos injertos óseos.
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