Fractura de fémur
distal en gato
En esta ocasión traigo el caso de una fractura de fémur
distal en una gatita joven, que afectaba a la fisis distal del fémur y además
se trataba de una fractura contaminada.
El caso comienza al recibir en la clínica una gatita de unos
cinco meses y kilo y medio de peso que había sufrido un traumatismo y
presentaba el aspecto que podéis ver en la siguiente imagen
Era una fractura abierta del fémur, con una buena parte del hueso exteriorizándose a través de la piel y altísimas probabilidades de infección.
En este tipo de
fracturas es muy importante conservar la viabilidad del hueso por lo tanto hay
que sedar al paciente, administrar antibióticos y analgesia, rasurar lavar y desinfectar
todo muy bien y finalmente reintroducir
el hueso hacia el interior del muslo para evitar que se necrose.
Tras las curas iniciales, realizamos el estudio radiográfico
habitual
Se trataba de una fractura de fisis distal del fémur, Salter Harris tipo II, pero abierta y contaminada.
Aunque al ver una fractura así tengamos la tentación de intervenir de inmediato es muy importante esperar un tiempo prudencial con antibioterapia para controlar la infección inicial, y tener más posibilidades de éxito. Además de ese modo se va valorando al paciente para comprobar que no existen otras lesiones internas que podrían pasar desapercibidas en la exploración inicial.
Tras cuatro días de antibióticos, analgésicos y curas de la
herida en piel, y viendo que no había producción de pus llegó el momento de
intervenir a este paciente.
Mediante un abordaje lateral a la rodilla se redujo la
fractura de fémur distal y se colocaron tres agujas cruzadas para estabilizar
la fisis distal y recuperar la normal anatomía y funcionalidad de la rodilla. Veamos las rx
de control.
Después de la cirugía fue necesario mantener al paciente encerrado en un pequeño espacio para evitar su tendencia natural a saltar, y continuar con la medicación y las curas diarias.
En este momento la gatita camina totalmente normal y en
principio se puede considerar que el caso está parcialmente resuelto.
No he dicho que el caso esté totalmente resuelto porque como
probablemente ya algunos lectores se habrán dado cuenta hay una epifisiolisis
del cuello del fémur derecho, apenas imperceptible en la primera imagen, pero
que ha ido evolucionando y haciéndose más patente a medida que pasaba el tiempo
y las radiografías de control.
De todos modos, nuestro trabajo no es operar radiografías
sinó pacientes, y por el momento esta gatita no presenta ningún tipo de
sintomatología, por lo tanto no vamos a proponer una
nueva cirugía hasta que nuestra paciente muestre síntomas de dolor y cojera de
esa extremidad.
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