Fractura de codo en “Y”
Las fracturas de codo pueden ser supracondilares,
intercondilares ó una combinación de ambas, es decir fracturas supracondilares
e intercondilares a la vez, que habitualmente se llaman fracturas en “Y” ó
fracturas en “T”.
Para ilustrar con un ejemplo este tipo de fracturas, en esta
ocasión nuestro paciente es un gato adulto que ha saltado desde una gran altura
y presenta una cojera de no apoyo en su extremidad anterior derecha.
Al hacer el estudio radiográfico obtenemos las siguientes
imágenes:
Se trata de una fractura del tercio distal del húmero, pero
es una fractura que puede resultar engañosa.
Hay que fijarse un poco para
comprender que es una fractura intraarticular, ó intercondilar y supracondilar.
Este tipo de fracturas, como ya se ha mencionado, se
describen como fracturas en “T” ó en “Y” y son bastante más difíciles de
resolver que las fracturas simples del proceso lateral del cóndilo humeral.
Además, en la cara medial del cóndilo humeral en los gatos
está el agujero supracondilar a través del cual pasa el nervio mediano y la
arteria braquial.
Ese detalle anatómico condiciona la colocación de implantes,
aunque no lo limita completamente.
En la resolución de la fractura se coloca una placa en la
cara medial a partir del foramen supracondilar, un tornillo intercondilar y un
cerclaje.
Veamos las radiografías de control post operatorio:
La congruencia articular es buena. Como ya hemos comentado,
hay un tornillo intercondilar que sujeta los fragmentos distales, además del
cerclaje, y luego la placa fija la fractura supracondilar.
Siendo un poco críticos el tornillo intercondilar debería estar un poco más horizontal, y en la parte lateral salir un par de milímetros más proximal, pero a pesar de ello, la movilidad del codo es buena y en el quirófano no parecía que pudiese ser un problema.
En el post operatorio de éste paciente es conveniente ser
cuidadoso para evitar saltos o movimientos bruscos en fases tempranas, pero si
se logra un buen control de la actividad física el pronóstico debería ser bueno
y la recuperación adecuada.
En nuestro caso los propietarios fueron responsables y
mantuvieron al gato en un espacio reducido donde podía moverse pero no saltar,
correr ó trepar y esto favoreció la recuperación, de modo que al realizar la
radiografía de control al mes de la cirugía se obtuvo la siguiente imagen:
La cicatrización es buena, el paciente utiliza la extremidad con
normalidad y aunque tiene que seguir curando la evolución está siendo muy
positiva.