Fractura de cadera en caniche Toy
Las
fracturas de cadera tienen algunas dificultades técnicas derivadas en primer
lugar de las posibles complicaciones adicionales a la fractura ( valorar
siempre si existe una posible rotura de
vejiga, ó una lesión en nervio ciático, ó una
luxación sacro ilíaca, ó una afectación de la articulación
coxofemoral) y en segundo lugar
derivadas de la propia naturaleza del hueso, pues se trata de una región anatómica de hueso
esponjoso que no siempre permite un buen agarre de los implantes, lo cual se
verá magnificado cuando tratamos con un paciente de talla Toy.
Como
contrapartida, para compensar tantas dificultades, ofrecen las ventajas de que
las fracturas posteriores al acetábulo no necesitan ser reparadas pues no
soportan peso y simplemente la retracción muscular acercará los fragmentos y
unirán sin mayores complicaciones, y en las demás fracturas, si se logra una
buena reconstrucción anatómica, y el paciente respeta el periodo de reposo, la
consolidación ósea será más rápida que en otras regiones, precisamente por ser
hueso esponjoso.
En esta
ocasión nuestro paciente es un caniche de apenas 2 kg de peso que se metió
debajo del coche de su propietario, quien inadvertidamente atropelló a su
mascota.
Tras la
valoración inicial, se realiza el estudio radiográfico, comenzando por la vista
medio lateral del tercio posterior:
En esta
primera toma se aprecia una falta de linealidad de un ala del ilion, y una
fractura de la base de la cola, pero necesitamos las dos vistas radiográficas
para valorar adecuadamente las lesiones
y se toma una vista antero posterior:
En esta
segunda imagen se aprecia una fractura por impactación del ala del ilion
derecho, con fracturas secundarias en isquion y pubis. En esta vista la
fractura de la base de la cola no se aprecia claramente porque se superpone el
fragmento del ilion, totalmente desplazado dentro del canal pelviano.
Lógicamente éste paciente necesita una reparación quirúrgica, y una vez comprobado que no
hay daños neurológicos, ni urinarios, se planifica e inicia la cirugía. En este caso se trata de reponer a su
posición anatómica el ala del ilion, recuperando el canal pélvico y la longitud
de la extremidad, para luego fijar la
fractura con una mini placa para tornillos de 2 mm de diámetro, en un hueso esponjoso
que no llega a un centímetro de ancho y de apenas 4 mm de espesor.
Esta es la
imagen intra operatoria, una vez colocada la placa:
Evidentemente,
la lente fotográfica ofrece un aumento que no es real, pues estamos observando
la cadera de un paciente que pesa y mide la mitad de un gato adulto.
Tras finalizar la cirugía, se realizan las
radiografías de control (que no están
muy bien posicionadas porque el paciente ya estaba despertándose de la
anestesia), en primer lugar presentamos la vista medio lateral:
Esta imagen
superpone ambas hemipelvis y no aporta demasiada información, (aunque se aprecia
bien la evolución de la discontinuidad en la base de la cola) pero tenemos
también la vista antero posterior donde se aprecia mejor el resultado de la cirugía:
Aquí ya
puede apreciarse mejor la reconstrucción anatómica de la pelvis, y como curiosidad cabe destacar que al
reparar el ala del ilion, las fracturas posteriores al acetábulo suelen
realinearse también.
Respecto a
la fractura de la base de la cola, como no era posible la reparación
quirúrgica, simplemente se decidió esperar para ver la evolución del paciente,
y en este caso hubo suerte y volvió a recuperar la funcionalidad de la
misma. Probablemente en un paciente de
talla grande, la fibrosis producida tras la discontinuidad vertebral no hubiera
sido suficiente para generar la necesaria estabilidad, y en algunos casos la
cola queda colgando sin que el animal pueda moverla, siendo necesario
amputársela para facilitar la defecación y mejorar la higiene del paciente.
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