Fractura de cadera
Nuestro paciente es una perrita Yorkshire,
hembra, de dos años y dos kilos de peso. Según nos cuenta el propietario se les
ha escapado de casa y justo al salir a la calle la atropella un coche.
Comenzamos nuestra exploración general, valorando
las posibles lesiones neurológicas, circulatorias, respiratorias,
digestivas y urinarias, para luego, una vez descartadas las patologías
urgentes, centrarnos en las lesiones a nivel del aparato locomotor.
El animal podía mantenerse en pié, aunque tenía
serias dificultades locomotoras en el
tercio posterior y comenzamos nuestro estudio radiográfico con una vista
lateral de columna y caderas:
En esta primera imagen se aprecia una
fractura transversa a nivel del Ilion y otras fracturas asociadas en Isquion y
Pubis, pero para definir exactamente dichas fracturas es preciso realizar
también la vista antero posterior de cadera:
Ahora, con ambas imágenes radiográficas
podemos concluir que efectivamente
nuestro paciente presenta una fractura transversa de Ilion izquierdo,
junto con fracturas asociadas en Isquion y Pubis.
Cuando se trata de reparar fracturas de
cadera, sólo son importantes las anteriores al acetábulo, pues son las que
soportan el peso que se transmite desde la columna hasta el fémur, por lo tanto
las fracturas de Isquion y Pubis generalmente no es preciso repararlas.
Es probable que algunos lectores poco
habituados a valorar fracturas de cadera tengan dificultades para ver la
fractura de Ilion en la segunda imagen, pues la superposición de los fragmentos
puede inducir a error y pensar que el hueso no está fracturado, pero la menor
distancia entre el borde dorsal del Ilion y el acetábulo que nuestro paciente
presenta en el lado izquierdo, comparando con el lado derecho, nos indican que ese
hueso está fracturado y los fragmentos se superponen.
Se realizó la intervención mediante un
abordaje lateral al Ilion izquierdo para reposicionar los fragmentos y se
colocó una placa de 6 agujeros para tornillos de 2 mm, colocando tres tornillos
en cada fragmento, y tratando que los tornillos más craneales pudiesen anclarse
en el sacro para incrementar la fijación.
Veamos las radiografías de control post
operatorio:
Probablemente la mayor dificultad en este
tipo de pacientes está en la correcta realineación de los fragmentos y la
colocación de la placa en un hueso con mucha esponjosa y de un tamaño tan
reducido, pero si se tiene cuidado y se hace una buena fijación, el pronóstico a largo plazo suele ser muy
bueno.
Nuestro paciente recuperó la funcionalidad de
la extremidad en pocos días y fue preciso tenerla confinada en un espacio
pequeño porque su carácter inquieto no facilitaba el reposo necesario tras este
tipo de intervenciones.
Al mes de la cirugía se le realizaron las
siguientes radiografías de control:
Si comparamos con las imágenes de control
post quirúrgico da la sensación de que la placa se ha doblado ligeramente hacia
medial, pero no hay tornillos sueltos, no hay obstrucción del canal pelviano y
el paciente camina y corre con absoluta normalidad.
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