sábado, 24 de febrero de 2018

Fractura de tibia en Staffordshire



Fractura de tibia en Staffordshire


En esta ocasión nuestro paciente es un perro de raza American Staffordshire Terrier.  Es un macho adulto, de 30 kg de peso, musculado y nervioso, que ha recibido una coz de un caballo y presenta una fractura de su tibia derecha.

Comenzamos con el estudio radiológico y se obtienen las siguientes imágenes:



fractura de tibia en canino



fractura de tibia en canino


Aparentemente no es un caso muy complicado, es una fractura diafisaria en una tibia, de fácil acceso, y aunque la reducción no va a ser perfecta porque hay un pequeño fragmento que creará un defecto óseo, no debería preocuparnos demasiado si el paciente colabora


El principal problema es que nuestro paciente no va a colaborar en absoluto, es un animal nervioso, que vive en una gran finca, que nunca ha estado atado, y con una gran masa muscular que creará grandes fuerzas desde el primer momento sobre el foco de fractura.

Reconozco que estuve valorando distintas opciones para este caso.

En este tipo de fracturas se suele hacer una reducción a cielo cerrado y un abordaje mínimo mediante una técnica MIPO (minimally invasive plate osteosynthesis) que sólo hace un pequeño corte proximal, otro distal y coloca entre ellos una placa que pasa bajo la piel y sobre el hueso con una pinza larga, que se sujeta sólo con tres tornillos en cada extremo, de modo que respeta totalmente los tejidos blandos y la cicatrización suele ser mucho más rápida. Pero en este paciente tan inquieto y musculoso no me parecía la opción más rígida.

Por los mismos motivos tampoco me pareció adecuado hacer una fijación con clavos de Steinman y fijadores externos, porque estaba seguro que el paciente podría arrancarse todo antes de que hubiese curado.

Si buscamos una fijación muy rígida, la mejor opción es colocar dos placas ortogonales (una de ellas en un plano y otra en otro plano perpendicular al anterior) y me parecía una buena opción, aunque con mucho metal para este caso. Además, un exceso de implantes ralentiza la cicatrización porque el hueso apenas recibe cargas debido a una sobreprotección de los implantes, por lo tanto deben evitarse si es posible esas fijaciones con exceso de metal.

Y de ese modo llegué a la opción que me parecía la más adecuada. Una única placa, pero combinada con un clavo intramedular.

Veamos las radiografías de control post operatorio:




placa y clavo en canino


Como puede observarse en las imágenes anteriores, se ha colocado una placa de doble ancho para tornillos de 3,5 mm de diámetro y lleva 4 tornillos proximales, dos espacios vacíos y otros 4 tornillos distales, combinados con un clavo intramedular.

A pesar de que la reducción es buena hay un pequeño defecto óseo en la zona central, que podría ser un problema en una placa normal, aunque en una placa de doble ancho es menos probable que pueda romperse, pero para asegurar mejor la estabilidad en el foco de la fractura el clavo intramedular aportará una rigidez adicional durante el primer mes ó mes y medio, luego deberá ser retirado para incrementar las fuerzas sobre el callo de la fractura y favorecer la cicatrización.

El paciente está apoyando desde el primer día, y la restricción de ejercicio se limita a mantener el paciente en un canil de 2 x 2 metros donde puede moverse con libertad, pero no tiene espacio para correr, hasta que haya alcanzado la cicatrización.



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